
Para conseguir unas patatas fritas perfectas, crujientes por fuera y tiernas por dentro, lo primero que necesitas son unas patatas de calidad. Lo segundo es tener mano con la sartén y utilizar un buen aceite. Lo tercero es conocer algún buen truco de cocina como el de la doble fritura.
Si quieres asegurar el mejor resultado, utiliza unas patatas especialmente indicadas para freír, como la patata Soprano, la patata Caesar, la patata Agria o la patata Monalisa, con la que no fallarás nunca ya que es la más versátil y no absorbe el aceite durante la fritura.
Las patatas fritas por excelencia están cortadas en bastoncillos, son doradas, sabrosas y poco aceitosas. Para lograrlas, tan sólo tienes que seguir la técnica de la doble fritura y tener en cuenta algunos detalles antes de echarlas a la sartén.
Cortar en bastoncillos iguales
Las patatas deben tener todas del mismo tamaño aproximadamente para que se hagan todas a la vez y, una vez cortadas, se recomienda dejarlas en agua fría si son harinosas para que suelten el almidón. Con patata Monalisa este paso no es necesario.
Primera fritura y secar en papel
Con el aceite ya caliente, se echan las patatas a la sartén, procurando que no se amontonen y se baja a fuego medio durante unos 10 minutos sin que lleguen a confitarse. Antes de que cojan color, se retiran del fuego y se dejan secar en papel absorbente. De esta forma, las patatas sueltan agua y ya no se reblandecen.
Segunda fritura
Mientras se absorbe el aceite sobrante de las patatas y se quedan a temperatura ambiente, se sube el fuego ya que en esta segunda fase debe estar más caliente y se vuelven a freír. ¡En un par de minutos más tendrás unas patatas fritas perfectas! Así no faltarán patatas de calidad acompañando tus platos.