
La patata es uno de los alimentos más consumidos en todo el mundo. En gran parte, debido a sus múltiples posibilidades y beneficios. De origen andino, esta planta de la familia de las solanáceas llegó de América del Sur a Europa a través de España, en el siglo XVI y hoy se cultiva a nivel global.
Cuando la patata se incorporó a la dieta mediterránea, probablemente pocos imaginaban la infinidad de usos que se le puede dar a este tubérculo. El primero de todos es el culinario, por su aporte nutritivo y versatilidad. Una dieta sana y equilibrada es el primer paso para tener una salud y un aspecto óptimos. Es, por ello, un producto que no puede faltar en la despensa.
“De origen andino, las patatas llegaron a Europa en el siglo XVI a través de España. Hoy se cultiva en todo el mundo y tienen usos culinarios, sanitarios, cosméticos e industriales“
Las patatas son ricas en vitaminas e hidratos de carbono. Con 300 gramos de patata se cubre la cuarta parte de las necesidades energéticas de un adulto, dependiendo de su preparación culinaria. Además, tienen múltiples posibilidades gastronómicas. Se pueden hervir, freír, asar, prepararse al vapor o a la brasa. Además de guarnición habitual e ingrediente de sopas, purés, cremas y ensaladas, se utiliza también en repostería.
Gracias a su alto contenido en almidón, la patata tiene propiedades emolientes. Cortada en rodajas, puede utilizarse para aportar suavidad a la piel así como para aliviar ojos cansados o reducir ojeras. Hay quien la emplea para el cuidado del cutis e, incluso, para elaborar mascarillas para tratamientos contra el acné. Como remedio de uso tópico, también puede aplicarse sobre torceduras, hematomas y quemaduras leves, así como para ayudar a cicatrizar heridas.
También es conocido su uso industrial. El almidón de la patata es requerido por las industrias farmacéutica, textil, de la madera y del papel. También se utiliza para hacer platos, bolsas, cubiertos y otros productos biodegradables, así como para la producción de combustibles.